Episodio 16: La formación, las herramientas necesarias básicas para llevar adelante una investigación, la recibí en la Escuela de Bibliotecología

Conversamos con el bibliotecario Felipe Vicencio Eyzaguirre, director adjunto de la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. Egresado de derecho, historiador, profesor, editor de revistas académicas, bibliógrafo y bibliófilo. Nos habla de su último artículo sobre la Biblioteca del Congreso y su desarrollo y rol a lo largo de la historia de Chile, así como de su situación actual y sus servicios. Comentamos el mal momento y la gran importancia de la bibliografía como disciplina. Por último destaca la importancia de las bibliotecas abiertas al público que permiten que el pueblo se informe e instruya.

Esta es una transcripción ligeramente editada de la conversación de 30 minutos.

De derecha a izquierda, Felipe Vicencio, Cristian Cabezas y Guillermo Toro grabando el episodio 16 en la Escuela de Bibliotecología de la UTEM
[00:00:09] – Guillermo Toro

Bueno, en este capítulo 16 de Yepo tenemos la posibilidad de contar con la presencia de Felipe Vicencio Eyzaguirre. Él es bibliotecario documentalista por el Instituto Profesional de Santiago, actual Universidad Tecnológica Metropolitana. Egresado de Derecho por la Universidad Central de Chile, sigue un doctorado en Historia en la Universidad de San Sebastián. En la actualidad se desempeña como director adjunto de la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. Ha trabajado fundamentalmente en bibliotecas universitarias. Fue director del Sistema de Bibliotecas de la Universidad Católica de la Santísima Concepción, en Concepción. Como experto en impresos y ediciones nacionales prestó servicios a la antigua Biblioteca Central de la Universidad de Chile, hoy Archivo Andrés Bello. Asesoró también a la Biblioteca Nacional de Chile. Se desempeñó como secretario ejecutivo del Instituto de Chile entre el año 2001 y 2010, corporación que comprende las seis Academias nacionales. Ha dictado clases fundamentalmente en Historia del Derecho en varias universidades del país, así como también en la carrera de Bibliotecología en la Universidad Tecnológica Metropolitana. Aquí tuvimos la oportunidad de contar con él como profesor de fuentes generales de información.

[00:01:22] – Guillermo Toro

Miembro de número y director de la Sociedad de Bibliófilos Chilenos. Es socio del Círculo de Coleccionistas de Medallas, así como de la Sociedad Chilena de Historia y Geografía. Integra también el Instituto de Conmemoración Histórica de Chile, la Sociedad Chilena de Historia del Derecho y Derecho Romano, de la cual es su secretario, y el Instituto Internacional de Historia del Derecho Indiano. Editor de la Revista Chilena de Historia del Derecho, publicada por el Centro de Investigaciones de Historia del Derecho del Departamento de Ciencias del Derecho de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile. [Esta es la] publicación más antigua del país en su especialidad, fundada en 1959 y una de las principales de América. Ha sido a su vez editor de otras revistas, de los Anales del Instituto de Chile, del Anuario del Instituto de Conmemoración Histórica de Chile y de la Revista Chilena de Historia y Geografía, entre otras. Sus líneas de investigación se extienden desde la historia del derecho de las instituciones a la bibliografía e historia de impresos nacionales y la bibliofilia. Ha publicado también colaboraciones en el área de la numismática, particularmente la medallística y la historia del arte.

[00:02:36] – Guillermo Toro

Bueno, además tiene tres libros a su haber y últimamente tenemos la posibilidad de acceder en parte a la historia de la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, a través de su último artículo publicado, que se titula «Antecedentes históricos para el estudio de la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile en su papel como Centro de Información y Asesoría al servicio de la República«. Es un artículo que aparece en una Revista Chilena de Historia del Derecho fechado en el 2020. Muy bienvenido Felipe. Acá estamos junto a Cristian Cabezas, director del podcast Yepo.

[00:03:11] – Cristian Cabezas

Buenos días, Felipe, estamos enfrentando un dilema, que es tratar solo algunos temas entre los que sabemos que tú puedes aportar, darnos opiniones y contarnos tu experiencia. Pero comencemos hablando de la Biblioteca del Congreso y esta reciente publicación sobre antecedentes históricos respecto de ella.

[00:03:41] – Felipe Vicencio

Debo agradecerles a ambos la invitación, para mí muy grata. Más aún considerando que nunca, a pesar de mis distintos trabajos, he perdido el contacto con la bibliotecología y con esta escuela que me formó. Así es que una vez más, les agradezco profundamente la oportunidad que me brindan. En cuanto al tema de este último artículo, es el primero de una serie larga que pretendo [escribir], para presentar en distintas facetas el trabajo de la Biblioteca del Congreso, en donde actualmente me desempeño como su director adjunto. La idea es ofrecer al público, no solo especializado, sino que también general, un trabajo sistemático de investigación que permita estudiar adecuadamente a la Biblioteca del Congreso en cada uno de sus quehaceres. Fundamentalmente hoy la Biblioteca del Congreso se organiza como un ente que ofrece asesoría al proceso legislativo y con tal propósito se ha organizado internamente. Sin embargo, lo que en el artículo yo busco probar es que esta tarea de asesoría no es una cosa que hubiese empezado el año 1990 en adelante o no es algo que hubiese estado previsto exclusivamente en una reestructuración de la biblioteca a finales de la década del 60, sino que es un trabajo que se retrotrae más allá en el tiempo aproximadamente a la década de 1920, donde por distintas labores, distintos trabajos, distintos proyectos, la biblioteca cumplía ese papel, pero no considerándolo como una asesoría -el término es mucho más contemporáneo- sino que como una labor de entrega de información siempre al proceso legislativo. Eso es básicamente lo que busca este artículo.

[00:06:00] – Guillermo Toro

Felipe, para dimensionar el trabajo actual de la biblioteca, quisiéramos saber cómo se organiza la biblioteca en sí misma en términos de Recursos Humanos. Por ejemplo, entendemos que está [Manuel] Alfonso Pérez Guiñez como director -a quien enviamos un saludo- y estás tú como director adjunto. No sé si tú eres una especie de vicepresidente o director ejecutivo, no sé cuáles son los roles ahí. Nos gustaría que nos contaras sobre eso y también saber cuántos profesionales trabajan actualmente en la Biblioteca del Congreso Nacional. Y de ellos, cuántos son bibliotecarios, para saber también cuál es la acción de los colegas que están ahí.

[00:06:37] – Felipe Vicencio

Muy bien. La Biblioteca del Congreso es una biblioteca especializada. Eso es lo que hay que tener primero en consideración. Y es única en el país porque es una biblioteca parlamentaria. Existiendo un único Congreso, existe, por consiguiente, una única biblioteca. Está dirigida por un director y un director adjunto. El director tiene el peso de ser el jefe de servicio, de dar los lineamientos por donde el servicio debe desempeñarse y evidentemente, responsabilizarse por él. El director adjunto aplica una suerte de coadyuva en algunos aspectos a la dirección, pero fundamentalmente ejerce una suerte de supervigilancia en la ejecución y en la prestación de servicios. Esa es básicamente la labor de uno y de otro. Como parte de la dirección el director adjunto, evidentemente por disposiciones legales, subroga al director cuando el director no se encuentra. Ahora bien, la biblioteca se estructura básicamente en cinco departamentos de acuerdo a las especialidades, existe un departamento de producción que básicamente es donde se centra la función bibliotecaria propiamente tal: procesamiento de información, construcción de colecciones, subscripciones, realización de distintos elementos de información, boletín de novedades, bibliografías. Existe un departamento de servicios legislativos y documentales que prepara también fuentes de información, pero en el área jurídica, más específicamente. La gran labor que hace el Departamento de Servicios Legislativos y Documentales, hace otras, pero su gran trabajo es la organización de la base de datos legal del país, que es Ley Chile. No tiene competencia hoy, es gratuita, de acceso universal y además está [certificada como servicio] en ISO 9001. Luego existe el departamento de Estudios y Publicaciones. Básicamente en él se organiza un área de la asesoría parlamentaria, pero también a su responsabilidad está la publicación de algunos libros que se nos piden en la biblioteca. Luego tenemos otras dos grandes áreas que no son propiamente tales departamentos, pero funcionan como propios, que es asesoría técnica parlamentaria, donde hay sobre 40 especialistas, que también realiza fundamentalmente la asesoría a los congresistas, senadores y diputados y en particular a las distintas comisiones legislativas. Finalmente está el SISRED, el departamento informático. La biblioteca tiene un departamento informático propio, que nos permite una buena autonomía en la organización tecnológica de los distintos instrumentos, fuentes y todo lo que pueda requerirse. Y detrás de estas diferentes entidades, tenemos el Departamento de Administración y Finanzas, sin el cual la biblioteca difícilmente podría funcionar en el día a día. De hecho, en el tiempo de pandemia fue el Departamento de Administración y Finanzas el que permitió que la biblioteca pudiese con toda regularidad funcionar, porque hubo gente de ese departamento, mientras el 95 o 98% de quienes integramos la biblioteca hacíamos teletrabajo, ellos estuvieron manteniendo las oficinas y los procesos detrás. Esa es la biblioteca. ¿Cuántos integramos la biblioteca hoy? Somos alrededor de 224 funcionarios. De esos 224 funcionarios, alrededor de 18 son bibliotecarios profesionales y hay una enorme cantidad de otras profesiones. Siendo una biblioteca que tiene una responsabilidad jurídica, también hay una buena proporción de abogados. Yo diría que deben ser unos 22 a 25 abogados. Hay también historiadores, cientistas políticos, biólogos, arquitectos, periodistas, psicólogos. Porque la labor de asesoría es una labor múltiple, porque las responsabilidades del Congreso en cuanto a órgano legislativo evidentemente son tan vastas como vastos son los intereses del país.

[00:11:31] – Cristian Cabezas

Bueno, quiero preguntarte sobre tu visión de la profesión, de la formación base que tú tienes respecto de la investigación. Cuéntanos tu opinión.

[00:11:50] – Felipe Vicencio

Bueno, como Guillermo dejó expresado, yo no sólo estudié bibliotecología. Estudié, pero nunca me recibí en Derecho. Sí, traté de ser abogado, pero me quedé sin recibir. Hice los cursos completos, eso sí, y me interesó mucho la investigación. La investigación mía siempre ha estado centrada en áreas histórico-jurídicas en donde reconozco dos maestros. Uno que ya falleció, Alamiro de Ávila Martel y otro que todavía está vivo, Antonio Dougnac Rodríguez. Pero también la investigación histórico-jurídica tiene otro derivado, que es el interés permanente por el mundo del libro, la bibliofilia, la cultura impresa. Ahí, uno de los que me ayudó en mis primeras etapas, no sólo fue el mismo don Alamiro, sino que en la escuela fue el profesor Fernando Astorquiza. Ahora hay un aspecto que yo querría recalcar y que nunca me he cansado de hacerlo. La formación, las herramientas necesarias básicas para llevar adelante la investigación histórica, la investigación en materia bibliográfica, en materia de historia jurídica la recibí en la Escuela de Bibliotecología, fundamentalmente en el primer año, con una cátedra de metodología de la investigación que desarrolló el profesor Héctor Gómez, a quien siempre le he reconocido ese mérito. Más allá de otro tipo de formación técnica [lo que] me entregó la escuela fue precisamente darme los elementos fundamentales para poder llevar adelante después investigaciones en otras áreas. Evidentemente, en toda investigación uno tiene también colaboraciones interdisciplinarias, pero el cañamazo, la base, la piedra sillar de cómo se debe desarrollar un trabajo, una investigación, una ponencia, las estructuras, la metodología para las citas, la lectura crítica. [Eso] fue algo que me enseñaron aquí en la escuela de Bibliotecología.

[00:14:10] – Guillermo Toro

Hay tantos temas como dice Cristian que es complicado detenerse en algunos. Pero hay un trabajo que desarrolla la Biblioteca del Congreso Nacional en forma permanente, que tiene que ver con la bibliografía y tiene que ver con la investigación. Y curiosamente, en el periodo 1973-1990, cuando incluso el Congreso no funcionaba, la biblioteca seguía prestando servicio y seguía activa. Quisiera saber qué servicios están destacando hoy ustedes, están desarrollando y dentro de eso preguntarte por esto de la bibliografía, porque me parece a mí que la bibliografía era mucho más importante hace unos años que ahora. No sé si todavía sigue siendo importante y valiosa como servicio.

[00:14:57] – Felipe Vicencio

Ahí hay dos temas y voy a empezar por lo de la bibliografía. Yo soy bibliógrafo también. La bibliografía no es un mero listado de textos. Para empezar. La bibliografía incluye un trabajo intelectual para su confección desde atrás y conlleva el conocimiento de la temática y, por cierto, el conocimiento más o menos en profundidad de los textos propios que va a recoger la bibliografía. Toda bibliografía es un elemento central en cualquier trabajo de investigación. Sin la bibliografía, uno no puede estar adecuadamente informado acerca de lo que se ha escrito hoy en formato digital o impreso en las distintas áreas en que a uno le interese llevar adelante una investigación, cualquiera esto sea. Por lo tanto, es un requisito indispensable, fundante, para una investigación seria. Hoy, sin embargo, los trabajos bibliográficos en el país han sido castigados en forma brutal. La Biblioteca Nacional, por ejemplo, que antes desarrollaba la bibliografía nacional a través del Anuario de la Prensa chilena, suspendió hace muchísimos años ese trabajo y por lo tanto hoy se torna absolutamente complejo saber qué lo que se está editando en el país y por lo tanto se torna dificilísimo que un especialista, cualquiera sea el campo, pueda saber qué es lo que hay depositado en los fondos de la biblioteca.

[00:16:38] – Felipe Vicencio

Pero también la gran bibliografía que tanto lustre dio al país en el siglo pasado 20 y en el siglo 19, hoy no hay obras de esa envergadura. No olvidemos que las bibliografías de lo que se imprimió en Hispanoamérica bajo la dominación española se le debe fundamentalmente a un chileno, José Toribio Medina. Medina trabajó sobre algunos trabajos previos de algunos bibliógrafos extranjeros de sus respectivos países y después a Medina se le han hecho adiciones y ampliaciones, pero Medina sigue siendo la mejor figura de un trabajo bibliográfico científico a nivel continental. Hoy no hay nadie, ni siquiera una institución en el país que tenga a su cargo algún trabajo bibliográfico de relevancia. Y es una pena, porque una bibliografía, como decía Henry Harris, es el mapa para el investigador. [Como] el mapa del marino es el mapa para el investigador. Así que eso es lamentable. La Biblioteca del Congreso preparaba antes extensas bibliografías puntuales. De hecho, sus primeras labores, en lo que llamamos hoy un trabajo de asesoría parlamentaria, fue la confección de extensas bibliografías, las primeras de las cuales en el artículo que hemos comentado que acaba de aparecer, yo he detectado en la década de los años 20.

[00:18:11] – Felipe Vicencio

Así de profunda, definitiva y primigenia fue la labor de la biblioteca en la materia de asesoría a través de textos de bibliografía. En fin, hoy por hoy la labor de asesoría es mucho más vasta en la Biblioteca del Congreso, no sólo a través de este tipo de formato, que es mucho menor hoy en día, sino que de otros formatos: elaboración de trabajos escritos e informes que pueden ser de unas pocas páginas hasta 15 o 16 páginas también. También hay informes verbales muchas veces que se traduce en una respuesta rápida a una pregunta intempestiva. A eso podemos sumar la elaboración de otro tipo de fuentes. [Como] hoy hablaba bien de lo que es el servicio de Ley Chile. Pero también tenemos trabajo a través de otro servicio, que es Ley fácil, es decir, poner en palabras simples, de comprensión general, un texto legal que preocupa a todos, de modo tal que el que no entiende un lenguaje jurídico pueda comprender perfectamente los grandes alcances de una ley que, como habitante de la República, también le preocupa. Ahí también hay una labor y es una labor que no muchas veces se aquilata adecuadamente, porque el Congreso legisla para todos, para todos, para legos en cualquier materia, que son la mayoría. El público general no entiende de todos los elementos, por lo tanto, es un lego, así como para los especialistas. Pero el pueblo debe comprender fácilmente las principales normativas que lo obligan o le entregan derechos. Eso lo hace Ley fácil. Es una labor también permanente y una labor a la cual se le dedica parte importante del tiempo. Podríamos hacer mucho más, pero nos faltan, como hoy por hoy suele ocurrir, recursos y profesionales. Hubo un momento en donde la Biblioteca del Congreso sacó algunos textos de Ley fácil y otros textos, también en lenguajes de pueblos originarios. Lamentablemente hoy carecemos de especialistas, incluso no tanto para hacer la traducción, sino para hacer después el feedback que tiene que haber [como] control de calidad. Tienen que ser dos profesionales diferentes y nos falta eso. Pero la biblioteca lo ha hecho asumiendo, por lo tanto, una labor de entrega lo más universal posible en cuanto a la ciudadanía. En fin, espero que con eso haya bastado como para dar un barniz de lo que se hace.

[00:21:11] – Guillermo Toro

Si, por cierto. Pero a uno le sorprende que teniendo valor la biografía, como tú dices, no esté más presente o se extinguiera, porque no sé si en otros países está más viva o activa la bibliografía.

[00:21:26] – Felipe Vicencio

En otros países, sí. Ahora ¿extinguida? Yo dije y declaré que soy bibliógrafo. Tengo algunas colaboraciones en materia bibliográfica. Hace unos años publiqué una bibliografía sobre las ediciones de Cervantes en Chile. Ahora estoy preparando una bibliografía que espero cerrar en las próximas semanas, que yo he llamado la bibliografía del Compendio Constitucional de la República. Yo no creo que la bibliografía se haya extinguido en Chile: pasa por un mal momento y definitivamente no va a estar extinta y, permítanme la presunción, al menos mientras yo respire.

[00:22:03] – Cristian Cabezas

Bueno, un tema que sale también de esta conversación es el rol de las bibliotecas en la República, en la democracia. Quería pedirte también que nos hablaras de eso, porque fue algo que yo creo que es visible en el rol de la Biblioteca del Congreso, pero también lo es en el rol de otras bibliotecas muy importantes.

[00:22:24] – Felipe Vicencio

Así es. A ver, hemos podido ver en las últimas semanas, en los últimos tiempos, que la ciudadanía merece estar informada de lo que ocurre en el país. Y para estar informada la ciudadanía, el pueblo, no solo puede recurrir a TikTok, a Twitter, si bien el público de Twitter es menor, pero en Twitter se desarrolla cierto tipo de conversación y pelea fundamentalmente, o a las distintas redes sociales. Esa no es la mejor forma de que el pueblo y la ciudadanía se informen. ¿Dónde poder entonces hacerlo?: en las bibliotecas. Es y sigue siendo la vilipendiada biblioteca, [que] no es solo una construcción de libros de folleto donde uno puede ir a leer un diario, unas revistas, [es] algo muchísimo más amplio. Hoy por hoy tenemos fuentes de información, acceso a internet y a través del acceso a Internet, a «San Google», a Wikipedia, que es un elemento también que ha sido sumamente arrastrado por el fango, pero que es también una herramienta sumamente útil. Entonces, las bibliotecas se constituyen como un auténtico centro de la comunidad que organiza la información a través de profesionales especializados que deben brindarle al usuario las mejores herramientas para poder responder a ese usuario sus inquietudes, que son múltiples.

[00:23:58] – Felipe Vicencio

En Chile existimos hoy 17 o 18 millones de habitantes, pues hay 17 o 18 millones de inquietudes, ni una exactamente igual a la otra, y todos merecen que se vean respondidas esas inquietudes. La mejor forma para hacerlo en una forma general, en una forma de aproximación a la información, es a través de un amplio sistema de bibliotecas públicas. Hace un tiempo atrás hubo un periodista, Matamala, que habló acerca del sistema de bibliotecas públicas. Lo hizo en forma liviana porque formuló cargos que no correspondían. Se hizo un trabajo posterior en que un bibliotecario le solicitó a un tesista, si no me equivoco, que hiciese a través de Google Earth, con los antecedentes, un mapeo. Claro, existen creo que hoy ocho comunas en el país que no tienen bibliotecas públicas o de carácter público. Eso habla de la extensión, pero eso es la punta del iceberg, porque falta una mejor habilitación de esos espacios, de esas bibliotecas. Faltan más bibliotecas. Que hacen una única biblioteca pública, por ejemplo -creo que son dos, pero aún así son pocas- en una comuna tan populosa como La Florida. Entonces, a ver, no es que estemos en pañales. Tampoco estamos en una situación paupérrima. Pero las bibliotecas públicas deberían ser, evidentemente, una de las principales preocupaciones para poder ofrecerle a todos una información para que comprendan o incluso para el solaz, para leer una novela, para pasar el rato, para tener una conversación literaria, etcétera. No olvidemos algo y aquí voy a citar a dos autores. Las bibliotecas públicas ofrecen y son la auténtica universidad pública. Uno puede tener a los grandes profesores que pueden hacer grandes clases en las principales universidades del país, pero para eso uno tiene que ir a la universidad, tiene que estar inscrito en la cátedra o si no tiene la suerte de estar en la universidad, adonde puede oír esa clase, oírla leyendo, en los libros que esos mismos profesores escriben. ¿Y dónde deben estar esos libros?: en las bibliotecas. Uno puede leer y estudiar con los mejores profesores de hoy o de ayer, accediendo en las bibliotecas públicas a ese conocimiento.

[00:26:39] – Felipe Vicencio

Los dos autores que yo he citado se formaron y siempre lo hicieron ver, que se formaron literariamente en bibliotecas públicas y fueron dos grandes escritores de ciencia ficción: Isaac Asimov y Ray Bradbury. Todo lo que ellos conocían y lo dijeron en más de una oportunidad, lo obtuvieron de las bibliotecas públicas. Ese es el valor del sistema bibliotecario público. Es una de las piedras sillares dentro de lo que debe ser la enseñanza, también pública, tal como privada. Pero es para ofrecer igualitariamente a todos el acceso a la información, cualquiera sea el soporte de la misma. Ahora, en la construcción de la República no solo están las bibliotecas públicas, sino que están otras bibliotecas involucradas. Las bibliotecas educacionales, llamémoslas así, donde pueden estar las bibliotecas escolares que cumplen la función de atraer al niño en sus primeros gustos literarios. Aquí yo me acuerdo todavía de que antiguamente y no sé si se siga dando, el castigo era mandarlo a uno a la biblioteca, lo que es una imbecilidad y una tontera del tamaño de una catedral, porque termina haciendo que el niño vea una biblioteca como algo oscuro, como algo lóbrego, como algo donde yo pago mis culpas.

[00:28:05] – Felipe Vicencio

Y eso está lejos de ser lo que es una biblioteca. Y en la construcción de la República, además de estas bibliotecas educacionales, están las universitarias. Finalmente, en la otra vertiente, para completar la triada, está la gran Biblioteca del Parlamento, la Biblioteca del Congreso, en este caso, que coadyuva en forma importante al proceso legislativo informando.

[00:28:30] – Guillermo Toro

Felipe, nos encantaría seguir conversando y de hecho lo vamos a hacer en otro futuro episodio de Yepo, porque hay muchos temas y se nos queda todo lo de la bibliofilia, que yo creo que va a llamar la atención, pero vamos a dejar un poco el suspenso para el futuro. Hay mucho, mucho de qué hablar con Felipe y te agradecemos esta visita, esta participación en Yepo, que por supuesto da realce a la iniciativa que estamos llevando con Cristian adelante, que en el fondo busca caracterizar nuestra profesión a través del testimonio directo de quienes la ejercemos. Creo que no hay otra forma mejor de definirnos que conversar sobre nuestra propia profesión. Que cada uno cuente cómo ha llegado al estado actual y qué está haciendo en este momento en su vida profesional. Muchas gracias por tu visita, Felipe.

[00:29:17] – Cristian Cabezas

Muchas gracias. Para nosotros es importante poder contar con tu opinión, tu experiencia y que esto también lo puedan escuchar distintos profesionales en distintos estados de desarrollo de su profesión, para que perciban qué posibilidades hay. Y por eso también muchas gracias, Felipe.

[00:29:37] – Felipe Vicencio

Al contrario, quien tiene que agradecer, soy yo. Me han traído a una escuela donde me formé y como yo les he dejado dicho, tuve una formación que hasta el día de hoy me ha permitido escribir distintas cosas e investigar otras tantas, en donde tuve la primera oportunidad de tener a distintos profesores que me ayudaron a formarme científicamente y finalmente donde pasé gratos momentos, incluso haciendo clases. Lamento no poder ahora tener la posibilidad de seguir haciendo clases, pero disfruto haciéndolo y a través de estas palabras me han permitido rememorar antiguos tiempos, viejos amigos y viejos maestros. Así que a ustedes les tengo que agradecer.