Episodio 27: Cada libro cartonero es único y en él se juntan arte, reciclaje y literatura.

Conversamos con Olga Sotomayor (Olga Cartonera) bibliotecaria documentalista UTEM con 25 años de ejercicio profesional, que ya lleva 11 años como editora cartonera.

Nos cuenta qué son los libros cartoneros, sobre su carácter único, cercano al libro de artista y el fanzine, que combina arte, reciclaje y literatura. Nos habla de las editoriales cartoneras de Chile, que se reúnen en encuentros y ferias. Además de editar, Olga imparte talleres sobre la técnica cartonera. Recuerda que, por un buen tiempo, formó una colección de marcapáginas.

La conversación nos hace presente lo importante que es desarrollar estos intereses «no convencionales» y la oportunidad que presentan de enriquecernos personalmente y formar comunidad o redes.

Olga Sotomayor, Guillermo Toro y Cristian Cabezas grabando el episodio 27 en la Escuela de Bibliotecología de la UTEM

Esta es una transcripción ligeramente editada de la conversación de 27 minutos.

[00:00:08] – Guillermo Toro

«Tus besos fueron olas en mis labios». Este es un poema breve tomado de un obsequio que nos deja de su editorial cartonera, Olga Cartonera, «Letras oleadas» de Raúl Ocaranza. Bueno, ella es nuestra invitada de hoy y va a iniciar una tradición. El invitado que viene a Yepo va a traer un regalito para el siguiente invitado.

[00:00:34] – Olga Sotomayor

¡Después me van a echar la culpa a mí!

[00:00:36] – Guillermo Toro

Bueno, por algo hay que empezar las tradiciones. Así es que aquí estamos en un momento inicial. Bueno, Olga Sotomayor, Olga Cartonera, lleva ya 11 años como editora cartonera. En Instagram la pueden ubicar como @olgacartonera y ella tiene un live que se llama Un mundo de cartón. Así que recomendamos este live tipo podcast a quienes nos escuchan. Hoy día, por supuesto que lo vamos a pasar bien. Creo que vamos a salir con una alegría distinta después de este Yepo número 27. También algo me pasa con el 27. No sé qué, yo no creo en cábalas. No es la triscaidecafobia que tuvimos en el episodio 13, pero algo me pasa, los 27 para mí son un momento de cambio, de inflexión, no sé, cosas raras, me he dado cuenta yo de que ahí está el 27. Olga viene llegando de Costa Rica, de la Universidad de Costa Rica, donde expuso en la Facultad de Educación. En el canal YouTube de la Universidad de Costa Rica se puede ver tu exposición y otras, que fueron muy interesantes. Ahora nos va a contar sobre eso. Olga lleva 25 años de ejercicio profesional, se celebraban ahora en el 10 de Julio. Se le reconocía por los 25 años: Justo ahí ella andaba en Costa Rica y no pudo estar presente, pero agradece mucho eso ¿cierto?

[00:01:52] – Olga Sotomayor

Tengo mi diploma.

[00:01:53] – Guillermo Toro

Bien, llegó el diploma ya. Y 21 años ella estuvo trabajando profesionalmente en el Ministerio de Defensa. Tiene toda una trayectoria, 25 años de profesión y ahora los últimos 11 años, entonces, dedicada al cartón. Nos regala un bello libro, «Letras oleadas» de Raúl Ocaranza, para el siguiente invitado a Yepo, el Yepo número 28. Todavía no sabemos quién vendrá. Lo recibimos junto a Cristian Cabezas, director del podcast, y te damos la bienvenida, Olga.

[00:02:23] – Cristian Cabezas

Muchas gracias por aceptar la invitación. De verdad, es interesante porque es diferente en algún sentido. Sabemos que también esto abre espacio para que otros y otras profesionales vengan y nos cuenten cosas que pueden estar relacionadas con esta visión que tenemos los bibliotecarios respecto del libro, de lo que el libro significa, de la creación que hay en el libro, que le puede hacer sentido a muchas personas que están escuchando. Así que muchas gracias, Olga. Por favor, tú cuéntanos ahora tu perspectiva respecto del libro cartonero en términos generales, lo que tú quieras.

[00:03:03] – Olga Sotomayor

Gracias Cristian, Guillermo, al Yepo por invitarme. Le decía a Guillermo que hace 20 años que no venía a este lugar. Como que salí de la escuela y nunca más pasé por acá. O sea, pasaba por fuera, pero nunca había venido aquí, no había vuelto a las oficinas. Así que fue un bonito recuerdo. Los libros cartoneros, si pues, es interesante. Bueno, el otro día lo dije, que en el fondo se habían juntado mis dos pasiones. O sea, mi pasión, que es una, que son los libros, se junta en la bibliotecología más formal, más académica, mi profesión, lo que me dio de comer, y los libros cartoneros o las editoriales cartoneras, que llegaron a mí de rebote a la vida y que me abrieron o me mostraron el libro desde otra perspectiva. Porque en el fondo como bibliotecaria uno ve el objeto, pero conoce [solo] en teoría lo que hay detrás, la producción. Pero como editora, que vendría a ser lo que hago ahora, sé todo el trabajo que significa llegar a un libro. Independiente si ese libro es cartonero o un libro de artista o un libro de imprenta.

[00:04:07] – Guillermo Toro

Realmente, cada libro cartonero es único, un objeto artístico. Además de ser un libro, es un objeto único. ¿Tú puedes describirnos por qué es único un libro cartonero?

[00:04:18] – Olga Sotomayor

Porque están hechos a mano. En un libro cartonero se juntan -en un objeto-, se juntan tres disciplinas. Arte, que tiene que ver con la estética de las tapas. Reciclaje, que tiene que ver con la materialidad de la tapa. Y literatura, que tiene que ver con el contenido de él. Y cada ejemplar es distinto porque están hechos a mano, porque todos se intervienen de manera diferente. En el caso específico de mi editorial, no ocupo plantillas, stencil ni molde. Entonces, yo hago un tiraje de 75 ejemplares y cada ejemplar significa ver cómo lo voy a diseñar. Incluso las editoriales que sí usan stencil o plantilla, si te tiembla la mano, si se te mancha la pintura cuando estás pintando, si vino un temblor mientras estabas pintando, no sé, van a salir tapas también diferentes. O sea, siempre en ese caso serían parecidas, pero nunca van a ser iguales. Tiene el componente humano, manual, que no tiene la máquina en el libro de imprenta, el libro tradicional tal como uno lo conoce.

[00:05:22] – Cristian Cabezas

Sobre las editoriales cartoneras, cuéntanos un poco de historia, cómo se ha dado esto en el mundo, en Chile.

[00:05:28] – Olga Sotomayor

Nacieron para la crisis del Corralito en Argentina en 2001, o sea, a raíz de esa crisis nace en 2003 la primera editorial cartonera en Buenos Aires, que se llama Eloísa Cartonera. La crearon Washington Cucurto, poeta y Javier Barilaro, artista plástico, junto a Fernanda Laguna. Ellos tres les compraron el cartón a los recolectores de cartón, al joven que va con el carrito, que era una institución o un personaje popular que antes de la crisis del Corralito no se veía y que en esa época florece, porque más gente tuvo la necesidad de salir a la calle a buscar alguna forma de subsistencia. Entonces, estos tres personajes le compran el cartón a los recicladores, a los recolectores, a un precio mayor. ¿Con qué idea? Bueno, ayudarlos a ellos, por eso. Pero con la idea de ocupar ese cartón para hacer las tapas de los libros. Ellos ya venían con un proyecto editorial anterior. Entonces ahí crean Eloísa Cartonera. Esa editorial ya lleva 20 años de existencia. De hecho, está celebrando ahora con diversas actividades en Buenos Aires. El hecho de que Washington Cucurto haya ido al encuentro en Costa Rica es parte de eso también, de las celebraciones.

[00:06:39] – Olga Sotomayor

Y después, ese modelo se empezó a repetir primero por América Latina, con el boca a boca, o de que alguien vio, alguien lo mostró, alguien se lo llevó, no sé qué, y así empezó a crecer. Y después ya se expandió a Europa, incluso hay editoriales cartoneras hoy día en África, en Mozambique, hay dos editoriales cartoneras. Y como hablábamos tras bambalinas, cada editorial cartonera tiene un mundo distinto, lo único que finalmente las une es el cartón, es la confección de las tapas de los libros. Pero cada proyecto editorial es distinto en cuanto a catálogo, políticas editoriales, encuadernaciones, o sea si cosen, pegan o corchetean. En cuanto a la estética, que es común también en las tapas. En cuanto a la conformación de los equipos editoriales. En cuanto a dónde están insertas o cómo surgieron. En Chile en particular, bueno, la primera editorial cartonera fue Animita Cartonera en 2005, pero en 2011 hubo una explosión de editoriales cartoneras en Chile y tienen una particularidad que yo no he visto afuera, que nacieron acá por temas de autopublicación de los proyectos. O sea, yo misma creo Olga Cartonera para yo publicar.

[00:07:53] – Guillermo Toro

¿Hay una red? ¿cómo saben de la existencia de otras editoriales cartoneras? ¿Tienen algún encuentro, algún evento, ferias donde participen?

[00:08:01] – Olga Sotomayor

En el 2009 se realizó el primer encuentro en Wisconsin. Lo organizó la bibliotecaria que armó la colección de libros cartoneros allá, que se llama Paloma Celis, y en esa época invitó a las ocho editoriales cartoneras primarias que existían o que se conocían en ese momento. Después, no se tiene muy claro, hay documentado o se ha descubierto -lo dijo Sergio Rodríguez el otro día conversando conmigo-, que parece que hay encuentros anteriores al que se hace después el 2013 en la Biblioteca de Santiago. Ese es el primer encuentro después del de Wisconsin, el de la Biblioteca de Santiago, que es idea de Sergio Rodríguez, con quien nos conocíamos como bibliotecarios los dos, y él cuando se entera de que yo tengo una editorial cartonera, me contacta, porque tiene la idea de replicar ese encuentro de Wisconsin. Entonces, la biblioteca apoyó, hicimos el primer encuentro en mayo del 2013, se inscribieron ocho editoriales cartoneras chilenas, pero llegaron solo cinco y después lo extendimos para el 2014, para que fuera internacional y ya de ahí se nos desbandó y ya llevamos diez encuentros. Al 2022 hicimos el décimo encuentro, yo participé en casi todos y ahí, bueno, después, hubo presupuesto, después empezó a venir gente de afuera, como te digo, y llegamos a tener, no sé, 33 editoriales cartoneras participando de 10 países.

[00:09:21] – Olga Sotomayor

En 2018, 19, ahí no me acuerdo, se hizo un Festival Cartonero en Lima, después se hizo virtual y ahora se repitió físicamente en mayo de este año y Costa Rica lleva su segunda versión. El primero también lo hizo virtual, porque lo iban a hacer presencial, pero vino la pandemia, entonces quedó virtual y el segundo, que fue hace una semana atrás, fue presencial y de ahí es donde yo vengo. Así que sí, sí nos conocemos, pero al final tiene que ver como con las redes. Yo, por ejemplo, tuve un año de vida virtual antes de publicar mi primer libro y me dediqué a googlear y a buscar a todas las editoriales cartoneras y escribirles.

[00:09:56] – Cristian Cabezas

Una pregunta importante. Tú además haces talleres, o sea, le explicas a la gente cómo hacerlo y que tomen los materiales y hagan cosas, ¿cierto?

[00:10:06] – Olga Sotomayor

Claro. Bueno, yo lo primero que hacía eran charlas, así como esto de ahora así, iba a un colegio, porque no tenía como mucho tiempo y no tenía paciencia. Entonces, primero hacía charlas. Pero después ya en algún momento me atreví, me tiré con los talleres. En realidad, partí en una jornada en mi casa, que se llaman Jornadas Cartoneras, que se hicieron desde el 2014 hasta el 2020, de manera regular, con distintas frecuencias, donde la gente iba a aprender a cartonear, que es el verbo que inventamos nosotros para hacer los libros de cartón. Y entonces van y conocen el proceso en distintas etapas, desde tomar la caja, medirla, cortarla, doblarla, intervenirla, pescar el texto, hacerle los hoyitos, coserla, porque mis libros son cosidos, y se van con el libro hecho. Y después ya, claro, me han pedido talleres en universidades, en bibliotecas, en colegios, y a quien me lo pida, yo hago talleres.

[00:10:58] – Guillermo Toro

Y en tu caso, como proceso editorial, ¿cómo haces la selección? ¿Llega la gente? ¿Tienes una línea? ¿Cuántos ejemplares editas? Porque igual son ejemplares únicos, pero me imagino que hay más de una copia de distribución.

[00:11:13] – Olga Sotomayor

Bueno, he ido cambiando con el tiempo y entonces hoy día son 75 ejemplares. Eso es lo que hago. Un tiraje de 75 ejemplares que me demoro entre dos y cuatro meses en producirlos, digamos, porque además me tomo tiempo, porque estuve mal de un hombro, porque uno no está todo el día. A pesar de que es mi fuente ahora, así como lo que hago 100 por ciento en la editorial, tampoco estoy todo el día porque hay que hacer cosas de casa, porque hay que hacer trámites, por por lo que sea, uno no puede estar. Y eso, y la línea editorial no la tengo nada de clara, siempre digo que es en mi guata, mis tripas, mis vísceras, depende en qué país estén escuchando, pero para que se entienda, es como súper intuitiva. Entonces, lo que sí, el catálogo hoy día está conformado, yo creo que en un 70 por ciento por poesía. Eso también responde a la extensión de los libros, porque una novela de 200 páginas para el formato de mis libros cartoneros no la podría hacer. Quizás más adelante si probara con otra forma de costura o de encuadernación, podría, pero en este momento no. Y después ya tengo infantil, tengo seis títulos infantiles y tengo micro relato, microtexto. Tengo un recetario, eso es lo último, un recetario vegano latinoamericano, ilustrado a color. Y ahora vamos a sacar la primera antología, a fines de noviembre.

[00:12:31] – Cristian Cabezas

Otra pregunta, tú, en esta experiencia de hacer y de estar en contacto con cartoneras y cartoneros, ¿qué trabajos te han gustado más que otros o que tú quieras destacar como que te han llamado la atención?

[00:12:46] – Olga Sotomayor

Bueno, en Chile el trabajo que hace estéticamente la Loquita Cartonera me gusta mucho. Es una manufactura muy bonita, tiene una edición muy cuidada. Y nuestra colega bibliotecaria, que es la Karen Peñaloza, [del Laboratorio] Comida Aérea, [juguetería] de papel, así, tiene un nombre tan largo. Ella hace un trabajo de objetos de cartón. O sea, sus libros salen del formato tradicional. Entonces ella mezcla el libro cartonero, pero con un libro de artistas, hace libros pop up. Y bueno, y Cayó la Teja, Rodrigo Durán también ahí tiene un trabajo que es distinto, porque son cómics, él partió del mundo del fanzine -yo digo que los fanzines y los libros cartoneros son como primos hermanos-. Entonces, él partió en el fanzine y después empezó a cartonear los fanzines. Y también tiene una [editorial], aquí en Chile. Son como los tres que podría destacar. Pero hay muchos, hay muchos, entonces me pones en aprietos si tengo que empezar a elegir por cada país.

[00:13:47] – Guillermo Toro

Oye, y en los formatos, otro primo hermano ¿serían las plaquettes? Porque eso es distinto a los libros de cartón, ¿no?

[00:13:53] – Olga Sotomayor

Claro, las plaquettes -es un término francés, si no me equivoco-. Pero tiene que ver con lo mismo. También sería un primo hermano, porque en el fondo son todas publicaciones independientes, de bajo costo de producción, con bajos tirajes, en formato pequeño, no hay plaquett así gigante, son más antiguas que los libros cartoneros. De hecho, en los libros cartoneros, uno habla de esto desde hace 20 años, pero hace 40 o 50, igual existían libros con cartón. Lo que pasa es que el concepto de editoriales cartoneras, como lo conocemos hoy día, no existía. Pero ya la Carmen Berger, en época de gobierno militar, tenía libros como en formatos así. Yo sé que Pablo de Rokha tenía un título que lo cartoneó en algún momento. Había un artista, [Armando] Drechsler, que hacía como arte correo, también hacía intervenciones con cartón. Eso en Chile, pero afuera también, en México, en otros países. Tiene mucho que ver también con lo que es la literatura de Cordel en Brasil, la Lira Popular nuestra. Son todos esos antecedentes de los libros cartoneros, como se conocen hoy. Entonces, todos están emparejados, porque al final todo es lo que hablábamos con Cristian antes, como al margen, fuera -no de la legalidad- sino de lo «normal».

[00:15:17] – Guillermo Toro

Antes de eso, un peldaño anterior, antes de que te enamoraras del cartón, yo recuerdo la colección de marcapáginas. Un académico de la Universidad de Granada, Juan Carlos Fernández, que nos hizo clases acá en un Magister, decía que hay que tener un hobby, porque el hobby te conecta al final con otras personas y eso te convierte en alguien especial o genera una red. Que todo profesional debiera tener un hobby. En otras palabras, lo decía también, ¿cómo se llamaba el senador que era filósofo? Se me va el nombre, que siempre yo lo leía porque me parecía interesante, el de «El coordinador» y todo eso. Él decía «cultiva tus rarezas»…

[00:16:02] – Olga Sotomayor

Uy, yo las he cultivado todas.

[00:16:04] – Guillermo Toro

Eso es muy bueno. Eso es muy bueno. Y decía, además, establece relaciones a partir de tus rarezas. Es increíble cómo te conecta transversalmente un hobby.

[00:16:16] – Olga Sotomayor

A veces la gente me dice «no, es porque eres bibliotecaria o porque eres…»: justifican que yo sea sociable por las cosas que hago. Y yo digo: es al revés. Yo las cosas que hago, las hago porque soy sociable. Tienen que ver con la persona. Olga Sotomayor, siempre va a ser así, siempre ha sido así de chica y espero y confío en que me muera así. Y entonces, a mí me gusta armar redes, me gusta conocer gente nueva, distinta. Entonces, a veces viajan de afuera, el amigo del amigo del amigo que me dice «Oye, Olga, va». Dale. Yo a veces los he hospedado en mi casa, a veces no he podido, pero los invito a comer, los llevo a hacer un tour. Y de hecho, la última fue una mujer de Georgia, no del estado, del país, digo. También amiga de la amiga del amigo. Y salimos, no sé, tres veces, lo pasamos muy bien, muy entretenidos. Los marcapáginas, yo tenía marcapáginas, así como… ¿cuándo iba a la librería?, no sé. Nunca compré. Eran como los típicos de papel que te pasan, que promocionan los libros. Y un día me di cuenta de que tenía, no sé, 80, que no los ocupaba además porque yo doblaba las hojas, les ponía un boleto de micro.

[00:17:25] – Olga Sotomayor

O sea, tenía los marcapáginas ahí. Y en un día de ocio busqué cómo se llaman estos objetos rectangulares de papel que sirven para separar, indicar la página donde interrumpes la lectura. Y claro, ahí me di cuenta de que no había un nombre común. Marcapáginas, marcalibros, marcadores de libros, separadores. Pero el más utilizado en ese tiempo era marcapáginas y encontré una página de coleccionismo que se llamaba así algo como www.todocoleccionismo .com. Y ahí encontré los primeros coleccionistas y pasé a hacer los intercambios y no me di ni cuenta y en seis meses ya tenía 600 marcapáginas, porque en España afuera estaba on fire el coleccionismo, entonces ahí se juntan hasta el día de hoy en Barcelona, para San Jordi, te mueres: vuelan los marcapáginas. Ocupan marcapáginas para todo, para promocionar lo que se te ocurra. Nosotros acá ocupamos dípticos, que los botamos, allá la gente ocupa marcapáginas para promocionar campañas del tránsito, el equivalente al SERNATUR de allá tiene una colección de marcapáginas con cada [región] de España, cuando digo allá me refiero a España. Además, porque empiezas a conocer a un coleccionista y ese te refiere a otro, a otra página, a otra página, y empecé a coleccionar entonces con gente de Grecia.

[00:18:42] – Olga Sotomayor

Por ejemplo, el de Grecia nunca supe si era hombre o mujer, porque tenía un nombre tan extraño que nunca supe. Y yo una vez le pedí y me mandó, por ejemplo, unos marcapáginas que eran de la Isabel Allende. Pero ella los separó. Porque si no me dice, yo no me entero. Porque no se entendía nada. Entonces, menos mal que me pone en español, no en griego, así, Isabel Allende, para que yo supiera que esos marcapáginas eran griegos de una escritora chilena. Hay de papel de arroz. Porque ahí después te empiezas a encontrar con distintas materialidades, con distintas formas, con distintas funciones, porque hay marcapáginas que son llaveros, marcapáginas que son reglas, marcapáginas que eran lupa. Yo me creé el blog, que todavía existe, http://puntodelectura.blogspot.com/ si lo quieren ver. Y entonces ahí subía fotos de los marcapáginas que me llegaban. Hice exposiciones de marcapáginas, se las ofrecí a millones de colegas bibliotecarios que incluso sin conocerlos, yo le mandaba los marcapáginas, me los mandaban de vuelta y nunca conocía el personaje, nunca. Una vez me pasó en una ceremonia alguien que nos presenta, así como Juanita, Olga, Olga, Juanita, y la Juanita me dice tú eres, y yo sí, tú una vez me prestaste tus marcapáginas.

[00:19:58] – Guillermo Toro

Y rescato la mención porque vale la pena hacerlo, en realidad, me refería a Fernando Flores. Fernando Flores, bueno, tuvo varias vidas, porque fue ministro del Gobierno de Allende primero, después estuvo relegado en Isla Dawson. Ahí dicen que experimentaba con una radio, ahí tratando de captar señales para saber qué pasaba en el mundo cuando estaban relegados en la isla. Después se fue a Estados Unidos y estudió, él era ingeniero, muy aficionado a la electrónica, y se fue a Estados Unidos y allá estudió un doctorado en filosofía del lenguaje, orientado a la pragmática del lenguaje. Entonces, de ahí sale un software. Como los gringos a todo le sacan partido, armó un software que se llamaba El Coordinador, y lo instaló en muchas empresas y eso lo hizo millonario prácticamente. Después fue Senador de vuelta y creó los colegios Altamira. Rescato esa mención, porque creo que él tiene muchas ideas interesantes, entre otras decía eso, el “cultiva tus rarezas”.

[00:20:52] – Cristian Cabezas

Yo también tengo la impresión de que hay un mundo de personas que están buscando esta socialidad basada en objetos. Así le decían en la época, cuando comenzaron las redes sociales, que era como algo del coleccionista, está en algunos tipos de redes sociales, por ejemplo, no sé, en Instagram. Las personas publican fotos en las que parece que el eje del problema son ellos, como que son autorretratos, retratos con sus amigos, cosas así. Pero también conecta a las personas en función de sus intereses, de las cosas que les llaman la atención, que son únicas, que otras personas las ven y dicen «a mí me pasa lo mismo que a ti». Tú tienes también un espacio digital, varios espacios digitales para las cosas que haces. Además de que tienes una cosa física, artesanal y todo, tienes un espacio digital. ¿Cómo ha sido esa experiencia? La parte digital, las redes sociales, antes de las redes sociales, o sea, tú cultivaste un blog, que es una cosa que quizá hoy está volviendo, pero tuvo su momento. ¿Cómo ves eso?

[00:21:58] – Olga Sotomayor

Yo siempre fui una excelente referencista, no es porque lo diga yo, pero siempre lo decían. Nunca tuve el cargo propio, así como de referencista, pero fue una función que ocupé por mucho tiempo. Entonces, me gusta mucho la difusión y era muy buena para hacer diseminación selectiva de información. Incluso, de antes de estudiar bibliotecología, a mí difundir y contarle a la gente lo que pasa me gustaba. Entonces, ya estudiando bibliotecología, ejerciendo la profesión, mucho más. Entonces, lo primero sería mi blog, el de la colección de los marcapáginas, que la tuve mucho tiempo. Y volvemos, porque como todos los coleccionistas afuera tenían un blog, yo dije, tengo que hacer algo parecido. Y entonces, le puse un nombre y me puse a buscar y aprendí a linkear los otros blogs. Y ahí funcionó super bien. Bueno, después aparecieron los correos electrónicos. El otro día me acordaba. Tenía un correo que era mixmail, nadie se acuerda de eso.

[00:22:52] – Cristian Cabezas

Yo me acuerdo.

[00:22:54] – Olga Sotomayor

Eso nos delata, nos delata. Y entonces, como que las ocupé bien. Y después, cuando empezamos Facebook la primera, al principio tenía el Facebook y era muy yo yo, si lo pienso. Hace 15 años, 18, ya, 2008, por ahí que partió. Igual, bueno, nunca he sido muy pudorosa para hablar de mí, tengo alma de exhibicionista. Pero subía cosas particulares mías. Y después empecé, en realidad lo único que tenía, hasta que creé la cartonera. Cuando creé la cartonera, me hice una cuenta de Twitter y tenía Twitter y Facebook. Y el Instagram lo tengo recién hace dos años, o van a ser dos años ahora en octubre, porque tenía teléfono tonto. Yo tenía un Nokia, Motorola, con botones sin acceso a Internet, y entonces me decían, créate una cuenta de Instagram, y yo ¿Para qué?, si mi teléfono no toma fotos, no las puedo subir a internet. Entonces, recién en el 2019 logré tener un teléfono inteligente, y hace dos años, un inteligente que tuviera capacidad para tener Instagram. Y lo he pasado muy bien con la red. En 2019, para el estallido, ahí yo cerré eso sí mis cuentas de Twitter y Facebook, porque ahí colapsé.

[00:24:04] – Olga Sotomayor

Encontré que el nivel de agresividad, de violencia, de intolerancia, de falta de respeto… Está bien que uno piense una cosa y el otro otra, pero mejor no le hables. Yo no estoy de acuerdo contigo y tú apoyas un régimen que yo no apoyo, pero no me agredas por eso, porque soy igual de persona que tú. Entonces, ahí las cerré y en el caso de Twitter perdí todos los seguidores que tenía. Cuando volví a abrir Twitter el año pasado, porque cumplía los 10 años de la editorial, los había perdido todos, porque había pasado más de seis meses en que yo había tenido la cuenta inactiva y nunca recuperé esos seguidores. Y al final, desde esa época, yo ya dejé de ser yo yo, entonces todo lo que subo tiene que ver con la Olga Cartonera. Mi Facebook de Olga Sotomayor no sube nada, sirve para poder administrar la fan page de Olga Cartonera. Y todo lo que subo tiene que ver ahora con mi trabajo editorial o con libros. De repente se me escapa alguna cosa y si hice un plato de cocina y me gusta, lo subo. Pero en general, todo tiene que ver con el trabajo editorial o con cosas culturales. Entonces, es muy raro que vayas a ver una foto mía, no sé, tomando cerveza. No, eso sí, tomando cerveza. Pero no me vas a ver en un zoológico.

[00:25:20] – Olga Sotomayor

Eso. Y lo otro que digo, que la primera red social es la que tenemos nosotros en este momento. Nosotros tres que nos estamos mirando. Las otras son redes virtuales. Red social, porque ahí creo que siempre está mal utilizado. Son redes sociales virtuales, pero la primera red social y la que yo favorezco siempre es el contacto y el mirarnos, tocarnos.

[00:25:41] – Guillermo Toro

Cierto. No hay nada mejor que eso. Bueno, yo creo que, mira, Olga, te agradecemos esta visita. Yo sabía que el Yepo 27 traía algo especial que lo íbamos a pasar bien. Yo sabía que hay un momento de inflexión. Tenemos un regalo para el próximo invitado a Yepo. Tenemos el mensaje para todos los que nos escuchan de practicar un hobby. Partir con cualquier cosa, una colección, lo que quieran, lo que les interese, páselo bien en su tiempo libre con un hobby y van a ver que se abre el mundo hacia otras dimensiones. Muchas gracias, Olga, por todas la aperturs que has hecho tú con la editorial cartonera, sobre todo porque ahí hay un aporte cultural, claramente hay un aporte cultural a lo que podríamos llamar una libertad de la cultura, además, una liberación de la cultura, ya que este formato lo permite.

[00:26:31] – Cristian Cabezas

Sí, lo mismo digo, muchas gracias, muy interesante. Yo creo que es interesante para nosotros que somos profesionales de tantos años y también para muchos que son mucho más jóvenes, porque también perciben que esto es un tipo de actividad que te motiva a la expresión, a entender otros temas que no están en la práctica profesional habitualmente y deberían. Así que muchas gracias por eso.

[00:27:02] – Olga Sotomayor

Gracias, Cristian y Guillermo. Y a Yepo por la invitación.