Episodio 7: Papelucho en la biblioteca

La profesora de la recientemente creada Universidad de O’Higgins en Rancagua, Isabel Ibaceta, conversa con nosotros sobre su trayectoria y viaje profesional, desde sus estudios de bibliotecología hasta su doctorado en literatura. Hablamos de los vínculos actuales y posibles entre nuestra disciplina y los estudios literarios, de la importancia de la literatura para niños y niñas como producción cultural y de Papelucho, tema de su tesis doctoral. Nos invita a ir más allá de nuestros silos de experiencia y conocimiento, y reflexionar críticamente sobre la lectura y los libros que mueven a las bibliotecas.

Isabel Ibaceta, Guillermo Toro y Cristian Cabezas en la terraza del Departamento de Gestión de la Información UTEM

Esta es una transcripción ligeramente editada de la conversación de 29:17 minutos.

Guilllermo Toro (00:09)

Hoy tenemos una voz distinta, la de Isabel Ibaceta, quien desborda la bibliotecología con sus estudios en literatura. Isabel es bibliotecaria documentalista, titulada en la UTEM. Tiene un máster en literatura infantil de la Universidad de Roehampton en el Reino Unido. Es doctora en Literatura, con mención en literatura chilena y latinoamericana en la Universidad de Chile. Es académica de la Universidad de O’Higgins. Este es nuestro 7º podcast, nuestro 7º yepo. Estamos grabando frente a una cordillera nevada después de la lluvia. Saludo a Cristian Cabezas, director de este podcast. Buenos días, Cristian.

Cristian Cabezas (00:48)

Buenos días, Guillermo. Qué gusto estar aquí y tener esta oportunidad de poder conversar estos temas, en los que uno tiene que ver las posibilidades de conexión de lo que hacemos nosotros como bibliotecarios con la literatura, el estudio de la literatura [y] valorar que la profesión tenga esa oportunidad o esa salida o esa conexión entre temas. Buenos días, Isabel. Muchas gracias por estar con nosotros. Abrimos con una pregunta amplia sobre cuál ves tú que es la relación o las posibles relaciones entre el área de investigación en la que tú estás y el área en la que está generalmente el público de nuestro podcast; lectura y biblioteca.

Isabel Ibaceta (01:35)

Hola, muy buenos días a todos y todas quienes están escuchando y agradecer a Cristian y también a Guillermo. Estoy muy contenta de la invitación, agradecida y emocionada de volver al alma mater, como le llaman. Respecto de la pregunta, sobre estos vínculos. Yo pienso que hay múltiples oportunidades para encontrar vínculos fructíferos entre los estudios literarios y la bibliotecología. El ámbito que yo trabajo, principalmente, es análisis del discurso, estudios literarios y estudios culturales, donde se trabaja principalmente en una exploración y deconstrucción de los discursos que están en los textos. Y en ese ámbito hay mucho, hay una academia muy fuerte en Europa, en Norteamérica y en otros continentes también. Y en Chile son más emergentes. Ahora, lo que uno ve que está sucediendo en Estados Unidos, en otros lados, es que hay mucha más intervinculación en esa esfera, donde está la gente que trabaja, en Departamentos de Estudios Literarios, están teniendo mucho más diálogo con gente que trabaja en fomento lector, en bibliotecas, en planes regionales y nacionales [de lectura]. Y me parece que, si bien son trabajos distintos que parten de teorías críticas distintas, uno trabaja con una producción cultural que es la literatura y el otro ámbito trabaja más con lo que es la recepción de esa literatura y la mediación de esta literatura, pienso que -por lo menos en Chile, hasta el momento- se están dando de manera paralela y estamos perdiendo la posibilidad de diálogo, de que haya estudios un poco más inter e intra disciplinares que puedan hacerse en conjunto. Yo creo que tanto los bibliotecarios y las bibliotecarias pueden tomar muchas herramientas desde los estudios literarios y viceversa. O sea, yo creo que ese es un vínculo fructífero. Y lo otro, que no sé si existe, pero yo como investigadora en el ámbito de la literatura, pienso que sería muy interesante que hubiera una línea de trabajo, de investigación de bibliotecarios, por ejemplo, que construyera un cuerpo de conocimiento como, por ejemplo, fuentes secundarias que estén centradas en literatura chilena o hispanoamericana o literatura infantil. Porque claro, tenemos algunos textos, así como el de don Manuel Peña, pero en los últimos 20 o 30 años hay una producción enorme de autores, de temas, de géneros. Y cuando uno va a estudiar esos temas, uno tiene que ponerse a hacer las bibliografías, a uno le cuesta mucho hacer el estudio, porque no hay estudios previos bibliográficos, documentales, historiográficos. Entonces yo creo que ahí también habría un diálogo pertinente y fructífero entre ambas áreas.

Guilllermo Toro (05:03)

Antes de avanzar más con el diálogo, te cuento que este podcast está en plena expansión de audiencia. Hay estudiantes, profesores, colegas bibliotecarios. También hay otros académicos que están interesados en este pódcast. Me gustaría que, considerando eso, nos contaras un poco sobre tu trayectoria, porque después de haber cursado la carrera de Bibliotecología en Chile te fuiste primero a Canadá, luego a estudiar al Reino Unido y ahora vives entre Santiago y Rancagua. Te has ido desplazando bastante geográficamente y también en tu carrera académica. ¿Nos puedes contar algo más sobre eso?

Isabel Ibaceta (05:42)

Si, me siento un poco gitana. Además, yo vengo, nací y crecí en la V Región Cordillera. Entonces después emigré, en esa migración campo-ciudad. Entonces desde ahí ya empezó este periplo que después, como bien tu comentabas, siguió en Canadá. Yo ahí fui a hacer algunas pasantías en algunas bibliotecas en McGill University, en distintos centros de documentación, intenté postular a Magister en el ámbito de la bibliotecología, postulaba a muchas becas, muchas, muchas. Postulé y no quedaba, el tema de la diferencia lingüística, o sea de la capacidad lingüística, no la tenía entonces. Bueno, y después postulé a un programa en el Reino Unido. Buscando, buscando, desde siempre, desde que entré a bibliotecología, una de las áreas que más me interesaba era la literatura. Siempre, siempre elegí todos los ramos que tenían que ver con literatura, con Diamela Eltit, con todas las profesoras que hacían estos cursos. Y ahí me encontré esto, un magíster, este magíster en literatura para niños que me pareció súper interesante. Me gustaba la literatura chilena, latinoamericana y nunca le había puesto mayor ojo. Y empecé a informarme. Me interesó y logré [una beca] después de no sé cuántas veces. Y ese año aparecieron las becas Chile del Gobierno de Bachelet. Y ahí logré comenzar a estudiar un ámbito que a mí me parecía, sentía que me faltaba de alguna manera porque me interesaba la literatura, iba a muchos congresos y encuentros de Literatura en el ámbito de la Bibliotecología o de Fomento Lector y sentía que siempre se hablaba de técnicas, de cómo mediar, que son muy importantes, [y] en lo que ha habido un avance tremendo en los últimos años en Chile, los últimos 20 años. Sin embargo, sentía en todos esos encuentros que faltaban herramientas teórico críticas para lograr un análisis más deconstructivo, un análisis que rebasara lo literal o lo inferencial y ya pasara a una dimensión más interpretativa y constructiva de los significados y las relaciones de los niños con los textos. Todo eso está mediado por temas de psicología. Entonces sentía que se llegaba a hablar como «ya, bueno, tales libros son muy valiosos porque hablan de los indígenas», entonces se buscaba el tema y el valor [diciendo] «está muy bueno, muy lindo porque están bien ilustrados», pero sentía que no había una profundidad en el análisis. Eso me llevó un poco a tomar estos estudios porque me apasiona la literatura. Y después, siguiendo con el camino, era muy obvio para mí seguir estudios de doctorado. Entonces ahí volví a Chile y postulé al doctorado. También con una beca CONICYT, porque en realidad era lo que más me gustaba, era explorar y conocer literatura nueva y analizarla. Porque, además, es una de las producciones culturales que en el presente tiene más difusión. Igual hay cine y otras producciones culturales para niños y para niñas. Pero la literatura tiene esa cualidad que permite que todos, todas y todes nos enfrentemos a ella porque necesariamente está en los planes y programas [de la educación formal].

Isabel Ibaceta (09:46)

De alguna manera hay un acceso más democrático y es más transversal, social y culturalmente. Me parece que es una de las producciones para niños y niñas que tiene más relevancia, aunque haya mucho uso de otras producciones como series [y otras]. Entonces, este fue un poco el periplo y el 2017 -todavía no terminaba mi doctorado ni mi tesis- apareció esta nueva universidad estatal que se creó, la Universidad de O’Higgins junto a la Universidad de Aysén. Y postulé como por probar, digamos, porque decía «bueno, después de esto que sigue, será el posdoctorado» y postulé para probar porque era muy, muy grande, había mucha gente postulando, así que recibí la grata sorpresa después de poder integrarme a esta universidad, que es muy interesante porque hace como 70 años que no se abría una universidad pública en Chile. Tiene una visión o una perspectiva, una visión obviamente de identidad, de servicio público regional. Así que ha sido muy interesante todo ese proceso también de creación de este proyecto nuevo, desde cero.

Cristian Cabezas (11:11)

Voy a ir de nuevo a los temas que tú has investigado, pero en parte te conecta con lo que conversamos, con la identidad de país o el sentirse chileno y chilena, en lo que llaman el imaginario de la nacionalidad o de la identidad nacional. Yo sé que tú lo has investigado en la perspectiva de la literatura infantil. Cuéntanos. ¿Qué nos dice eso sobre nosotros como país?

Isabel Ibaceta (11:43)

Sí, mira, yo desde el 2009, por ahí, cuando comencé a hacer mi magíster, comencé a trabajar este tema. De hecho, mi tesis de magíster se centra en la construcción discursiva de lo nacional que se construye en narrativas para niños en el periodo post dictatorial desde 1989 al 2010, el año en que yo terminaba esa investigación, digo en la tesis de Magíster. Entonces parte de ahí y parte de una visita que yo hice a Chile mientras estaba afuera. Fui a una feria del libro infantil y empecé a mirar lo que había, llevaba varios años afuera, y veía el libro sobre mapuche, libros sobre aimara, libros sobre mapuche, sobre mapuches: era un desborde de textos que hablaban de los pueblos originarios después de la dictadura. Entonces yo dije: interesante esto, lo voy a mirar. Identifiqué que efectivamente, que en ese periodo hay un boom de esa literatura. Así es como empecé a hacerme estas preguntas de investigación respecto de por qué lo indígena ahora, por qué es como tan visible, digamos, y partiendo desde ahí y seguir explorando ese periodo y después mirando un poco hacia atrás, qué es lo que había hacia atrás. Yo de alguna manera tengo una hipótesis, pero hay algo de documentación al respecto con los trabajos de Manuel Peña, también de Jorge Rojas Flores, que es un historiador de la infancia. Y la hipótesis es que no solo -como la pregunta que hacías tú- no solo qué nos dice de nosotros, cierto, porque hay muchos imaginarios. Yo diría hay muchos imaginarios y esos van cambiando a lo largo de las décadas de la narrativa infantil. Pero antes de referirme a eso, hay algo que es súper crucial, que a partir de estas investigaciones que yo te mencionaba uno puede identificar, uno puede hipotetizar sobre las ideas nacionalistas y los proyectos políticos de las primeras décadas del siglo 20, que hay un desarrollo político institucional desde el colegio, desde distintas dimensiones, pero muy clara y documentada desde la historiografía. Hay todo un discurso nacionalista, esta nueva nación que está todavía como en ciernes, o sea, como estableciéndose y eso, yo diría, este discurso y ese contexto histórico es lo que permite que la literatura para niños y niñas en Chile surja. Yo propongo que surge a inicios del siglo 20, Don Manuel Peña tiene distintas visiones, [él señala] que [la literatura para niños/as] siempre ha existido, dice, porque en realidad los indígenas le contaban historias a los niños y yo digo: esa es otra literatura, no puedo hacer un hilo único desde una cultura que fue colonizada. No estoy de acuerdo con eso. No creo que la literatura en Chile para niños haya existido desde siempre, porque los indígenas tienen relatos. O sea, la literatura que nosotros tenemos en Chile hoy día es una literatura escrita en castellano y cuyo origen y todas las características que tiene vienen de Europa, de España. Entonces yo creo que son distintos fenómenos. Diría, primero, que lo que dicen de nosotros esos imaginarios es que es la literatura para niños [es] la que permite instaurar idearios políticos y sociales en las nuevas generaciones. [Esta literatura] es un elemento crucial en la sociedad en general, en los sistemas educacionales, en las casas. Ahí se ciernen las ideas y se van a poner y se van a posicionar las ideas de qué es lo que tenemos que ser como niños y lo que nos va a llevar a ser futuros chilenos, chilenas, adultas.  Y bueno, después de eso hay mucha diversidad de imaginarios, desde lo chileno como lo religioso, lo valórico; lo chileno como lo patriota, después viene lo chileno -en post dictadura- lo chileno como lo diverso, todos estos pueblos que están como en nuestros genes, entonces nosotros somos ellos. Ahora hay unas construcciones bien complejas ahí, como museificadas de lo indígena. Eso también habla de las visiones que hay, a veces mitologízadas, idealizadas. Y después lo que estoy viendo yo ahora, porque estaba haciendo otros proyectos. Y estoy planteando en otros proyectos más pequeños, (financiados por la universidad y por la IRSCL, que es la International Research Society for Children’s Literature, ellos cumplen como sociedad 50 años e hicieron su último congreso acá, estuvimos colaborando y ellos tienen fondos para investigación). De ahí también, de ese fondo, algo que he estado indagando es cómo en los últimos 20 años ya hay otro vuelco de lo identitario. Estos imaginarios ya no son tan vinculados con personajes históricos legendarios, tanto como indígena o como desde la historia con los próceres, sino que empiezan a hablar de lo patrimonial más cotidiano, lo propio chileno, pero más regional, más barrial. Incluso el libro sobre, por ejemplo, el casco histórico de Santiago. Hay editorial[es] en esto que se están dedicando a temas patrimoniales súper específicos. Esta editorial, Letra Capital, que tiene un librito, que además que son como crossover, que son para niños, pero igual para adultos y hablan de la Plaza de Armas.  Entonces con ilustración y texto, entra lo arquitectónico, entra el paisaje, el carrito de sopaipillas de la esquina. Están entrando otras cosas que ya no son, no vienen desde la historia. Es una hipótesis que tengo. También estoy trabajando con, por el momento, como una treintena de libros de que son post 2010, porque antes hice todo un trabajo de estos análisis con los textos de pueblo originario, desde los del 90 al 2010. Entonces estoy mirando ahora del 2010 al presente. Así que eso sería en torno a los imaginarios. Pero bueno, hay mucho más que decir. Si no me paran voy a seguir hablando.

Cristian Cabezas (19:34)

Bueno, no queremos quedarnos sin preguntarte por Papelucho, porque sabemos que has trabajado mucho con él. Todos queremos a Papelucho, pase lo que pase en el tiempo. Entonces quiero que nos cuentes ¿cuáles son las cualidades de Papelucho como obra, como personaje? Y un reconocimiento a la autora que sé que has hecho en tu tesis.

Isabel Ibaceta (20:00)

Sí, primero decir algo sobre [la importancia de] Papelucho: no porque lo diga yo, o porque hice una tesis y me encanta Papelucho, o porque yo la haya leído como niña -porque no fue así, creo haber leído uno como niña, pero no lo recuerdo mucho- elegí Papelucho como tema de tesis, porque dije: este un libro, una obra que es muy relevante, muy importante. [Su autora] es una de las pocas mujeres que en Chile ha ganado el Premio Nacional de Literatura y además ganó varios premios o nominaciones en otras partes, en otros países. Papelucho fue un fenómeno editorial de los años 40, 50. Eso lo tiene documentado el profesor Subercaseaux, que trabaja en historia del libro y él da cifras. En los años 40 o 50 el tiraje de un libro, un libro que se vendía bien, eran creo mil ejemplares o algo así. De Papelucho los tirajes eran de 5000 ejemplares.

Isabel Ibaceta (21:10)

Papelucho es una de las obras de literatura infantil, probablemente más traducida a otros idiomas. La obra que tiene mayor visibilidad en los medios. Estábamos hablando [antes de comenzar] de la cantidad de adaptaciones que existen: existe comic, enciclopedia, películas, serie, ópera,  libros-audio. Y también ha sido reconocido como influencia por muchos autores y autoras como [por ejemplo] Alberto Fuguet o la escritora María Silva Ossa.  Y, por otra parte, volviendo al tema de lo identitario, se ha construido -y Fuguet da cuenta de eso en un artículo de prensa que es uno de los mejores, diría yo, que me he encontrado, como del 2007 – un análisis de cómo Papelucho, a través de las décadas, se transforma en parte de la cultura, como iconográfica local chilensis. Digamos ya como está presente en la prensa. Les comentaba yo también, por ejemplo, hay muchos memes, tiene un doodle de Google, y autores, [artistas], científicos muy famosos, tienen su doodle, tiene mucha visibilidad y se ha constituido en un icono nacional, así como en Italia es Pinocchio, en el Reino Unido es Alicia, es como el niño nacional de la literatura o el clásico. Siempre asociado, al igual que en Europa, con una era dorada de la literatura para niños, que es cuando emerge y empieza a haber un boom, o sea, una mayor producción que en Chile es en los años 40 y 50. Tiene toda esa dimensión extraliteraria, que tiene que ver con su visibilidad. Yo me he encontrado en centros comerciales unos tremendos carteles de fomento lector y aparece Papelucho, está muy presente en las ferias. Sigue, pese a que hay décadas, desde los años 40 hasta hoy, y está todavía muy presente. Y la autora, lo que me preguntabas sobre la autora, si les interesa, después les voy a dejar un texto que yo escribí que se llama “Más allá de Papelucho: Marcela Paz, una propuesta literaria desconocida”, habla un poco del fenómeno que sucede cuando ella escribe Papelucho, que de alguna manera la hace ultra conocida.

Isabel Ibaceta (24:16)

Pero, por otra parte, de alguna manera siento yo, la encasilla a ella en la señora que hace este personaje, ella es la autora de libros para niños. Pero resulta que ella empezó a escribir mucho antes. En los años 30 recibió un premio Club Hípico que era muy importante en las primeras décadas del siglo 20. Se codeaba y estaba en el círculo de los escritores y escritoras -bueno, escritoras, eran bien pocas- y ella fue poco comprendida. La alababan Alone y Amanda Labarca, las críticas que le hacían eran muy buenas, pero les causaba ruido porque tenía cosas que no comprendían. Porque siempre -y esa es una propuesta que yo hago, esas características, porque tú me preguntabas por las características de Papelucho- son el humor, la ironía, la sátira, la visibilización de las problemáticas sociales. Eso es algo que yo diría que es una constante y que es parte del proyecto, de la propuesta escritural de ella desde el inicio.

Isabel Ibaceta (25:32)

No está solo en Papelucho, está en sus otras obras, está en los cuentos que escribió y que ganaron el Premio Club Hípico que se llama «Soy Colorina». Ahí hay una niña que es bien como “Papelucha”.  entonces ella tenía estas cosas irónicas, estas formas «raras» de usar el lenguaje, como apropiárselo o cambiarlo. Antes eso se lo criticaban, pero finalmente cuando escribía Papelucho, sale de este ámbito y es cómodamente [aceptada] para el resto de su grupo. Probablemente ella también encontró que ahí podía decir las cosas utilizando ese personaje que de alguna manera es niño, es chico, no sabe, es más ingenuo, entonces puede decir, se le da el permiso para que diga nomás. Entonces yo creo que falta más trabajo sobre la obra de ella, previo y durante, porque durante Papelucho también estaba escribiendo otros textos. Para niños, pero tiene dos o tres textos que son más para adolescentes. También falta harto trabajo ahí.

Guillermo Toro (26:48)

Bueno Isabel, nos demuestras con toda tu trayectoria, que uno puede explorar la realidad a diferentes niveles, que puede ir más allá del uso de los libros en el caso de los bibliotecarios, de recomendar el libro fácilmente y puede llegar a una interpretación y crítica, lo que es muy interesante. Era tu inquietud y lo que has logrado con tu trayectoria, el satisfacer toda esa enorme curiosidad que te llevó a viajar por el mundo, a hacer este periplo y además a explorar tan a fondo la literatura chilena. Muchas gracias por tu visita, realmente muy interesante todo lo que nos comentaste.

Cristian Cabezas (27:25)

Lo mismo digo. Muchas gracias, nos transmites también este entusiasmo, que es propio de la profesión, por la lectura, por el sentido de leer y las cosas que nos ayuda a construir, a compartir y a veces las cosas que nos tiene que prevenir. Valoramos mucho tu opinión y el sentido de poder reflexionar sobre este tema.

Isabel Ibaceta (27:50)

Gracias a ambos. Ha sido muy entretenido. Hay que escuchar muchos más programas, están muy interesantes. He estado escuchando los que vinieron antes y vuelvo a agradecer la invitación. Ha sido una mañana bien emocionante, porque, como les decía, volver a las instalaciones de la Universidad, encontrarme con ustedes, los profesores. Y, por último, felicitarlos, porque me parece que el programa es una iniciativa muy importante para ir generando estos puentes [de los] que hablábamos, entre distintas disciplinas que están juntas y que debieran estar más juntas. En algún momento espero poder trabajar más en conjunto con otros colegas bibliotecarios que, por ejemplo, hagan análisis y recepción de un Papelucho, como se lee hoy día, o de otros textos y de otros temas. Así que quedo muy disponible, a disposición de colegas que estén escuchando y quieran comunicarse. Así que eso. Gracias y muchísimas felicitaciones por el programa, que siga y cualquier cosa que se pueda apoyar, encantada de hacerlo.