Conversamos con el bibliotecario Gonzalo Oyarzún Sardi, actualmente consultor y profesor, especializado en bibliotecas públicas, área en la que se ha desempeñado gran parte de su carrera. Hablamos del rol y valor de la biblioteca pública en Chile y el mundo, nos relató experiencias y comentó su libro «la biblioteca imaginada» , donde compara la biblioteca pública con un jardín: «cuando la biblioteca se incorpora, es de esa comunidad y se convierte en su follaje, en su descanso y en su escondite, entonces la biblioteca ha logrado dar en el clavo y se convierte en una biblioteca pública de verdad» .
Esta es una transcripción ligeramente editada de la conversación de 21:48 minutos.
[00:00:09] – Guillermo Toro
Estamos en el yepo número 14 y hoy vamos a conversar sobre cosas que nos gustan y nos apasionan con nuestro colega Gonzalo Oyarzún. [Él] es bibliotecario documentalista, titulado en la UTEM, magister en Gestión Cultural e Industrias Creativas en la Universidad Miguel de Cervantes, España. Tiene una dilatada trayectoria profesional, particularmente en bibliotecas públicas. Fue creador junto a Clara Budnik de la Biblioteca Pública Regional de Santiago. Fue también su primer director. Posteriormente fue el director nacional de bibliotecas públicas durante nueve años. Tiene una gran experiencia internacional y es autor del libro «La biblioteca imaginada», publicado por la Biblioteca Nacional del Perú y con una versión en catalán que se publicó en Barcelona este año. Es académico en el Departamento de Gestión de la Información, de la UTEM. Buenos días Gonzalo, estamos junto a Cristian Cabezas, director de este pódcast.
[00:01:11] – Cristian Cabezas
Hola Gonzalo, buenos días. Te agradecemos este tiempo la oportunidad de poder conversar de todos los temas de los que tú sabes.
[00:01:19] – Gonzalo Oyarzún
Hola Cristian. Hola Guillermo. Para mí es un placer. La verdad es que yo soy auditor de este pódcast, lo he seguido y me gusta mucho. Me parece una instancia muy buena poder encontrarse, que los bibliotecarios conversemos de los temas que nos afectan, que a veces son más específicos, que a veces son más políticos, que a veces son propios de la profesión. Pero me parece una excelente oportunidad este pódcast, no solamente para los bibliotecarios de Chile, sino que también para el resto de Iberoamérica.
[00:01:50] – Cristian Cabezas
Lo primero para tener una idea general. Cuéntanos, sabemos que tú estás situado en el ámbito de la biblioteca pública. ¿Cuál es tu percepción en este momento desde tu experiencia actual y pasada respecto de la biblioteca pública en general?
[00:02:09] – Gonzalo Oyarzún
Mira, yo creo que la biblioteca pública es un gran referente para las comunidades. O puede serlo, o tiene el potencial de ser un gran referente para la comunidad, porque de todas las instancias públicas que existen en la sociedad, es la biblioteca el espacio democrático por excelencia, abierto a toda la comunidad. Y, especialmente en los lugares más apartados, la biblioteca pública suele ser el único espacio público abierto para la comunidad, ya no solo el único espacio cultural, sino que el único espacio de encuentro, de socialización. ¿Y por qué digo no solo cultural? Porque las bibliotecas son una oportunidad para el desarrollo, para el desarrollo social, político y, sobre todo, cada vez más, para el desarrollo económico de nuestras comunidades. Una biblioteca que se vincula con las personas ya no solo para llevar literatura, ya no solo para hacer un apoyo a la educación, sino que para que sea un verdadero apoyo a la gestión social, comunitaria, al desarrollo económico, de la salud, de la protección de la infancia, de políticas de género. Creo que la biblioteca se presta para generar política pública en el sentido más profundo y al nivel local que prácticamente ningún otro organismo logra.
[00:03:32] – Guillermo Toro
Tu libro «La biblioteca imaginada» justamente tiene un capítulo dedicado a este tema, al aporte económico de una biblioteca pública y lo ilustra con varios casos. ¿Nos puedes contar algunos de ellos, que sean ilustrativos?
[00:03:48] – Gonzalo Oyarzún
Mira, yo creo que para mí lo más simbólico es quizás un fenómeno más global, más internacional. El 2008, con la crisis subprime en la bolsa de los Estados Unidos, muchas bibliotecas en el mundo cerraron. Especialmente en Estados Unidos, cerraron la biblioteca de Seattle, en California cerraron una montonera de bibliotecas, en Inglaterra cerraron 86 bibliotecas públicas, muchas de las cuales no se volvieron a abrir nunca más. Cerraron en España, cerraron en Australia, Nueva Zelanda, en Grecia, en Alemania: la crisis fue tremenda. Sin embargo, en esa misma época, y por exactamente las mismas razones, por una crisis económica, en África, se abrieron un montón de bibliotecas. Un montón de bibliotecas que iban exactamente a apoyar todos los problemas económicos que se estaban generando. ¿Por qué? Porque una biblioteca puede ser ya no solo un factor en la educación o en la cultura, porque la biblioteca puede ser un lugar para construir. Por ejemplo, yo veía en estos días unas bibliotecas en Uganda que se dedican a hacer jabones a partir de trabajo con glicerina, a partir de los talleres de computación, a partir de los materiales que tienen en los libros, hacen jabones. Y con eso una comunidad entera vende a otras comunidades lo que está produciendo. Quizá para mí el ejemplo más emblemático, también en África, en Costa de Marfil, es el de una pequeña biblioteca rural [donde], por supuesto, todos sus usuarios son campesinos o agricultores. El problema que identificaron en esa localidad era que no contaban con semillas de calidad. Entonces, claro, la biblioteca prestaba libros, hacía talleres, pero los agricultores seguían teniendo el mismo problema. ¿Cuál? No tenían semillas de calidad, porque generalmente las semillas que podían comprar eran transgénicas y las semillas transgénicas -para quienes nos escuchan y por si no saben- el gran problema es que sirven la primera vez pero, cuando uno recoge esa semilla y la vuelve a plantar, ya no sirve. Ya no producen los frutos deseados el tomate o cualquier otro producto que de ahí se genere. Entonces, en conjunto con una ONG, ellos formaron un banco de semillas y esa biblioteca fue tan exitosa con este banco de semillas que pasó a llamarse la «granoteca». ¿Y qué tiene la granoteca…? Libros, talleres -como los tenía antes- y un banco de semillas, que no se regalan a los agricultores: se prestan.
[00:06:19] – Gonzalo Oyarzún
Entonces los agricultores van, piden unas semillas de tomate o unas semillas de poroto o lo que sea y, al año siguiente, con la cosecha, lo devuelven a la biblioteca. No solamente eso, sino que, además, entre los agricultores -es un poblado pequeño en Costa de Marfil-, entre ellos, también se produce trueque. ¿Qué produjo esto? Que, en el año 18, antes de la pandemia, el año 18, se llegaron a transar en esa pequeñísima biblioteca tres toneladas de semillas. Eso cambió la historia de esa comunidad, porque además se quedan con semilla que sólo puede hacer crecer las capacidades de una comunidad y genera además formas de relacionarse entre ellos. Este ha sido un ejemplo mundial. De hecho, la gente que organizó esto, la gente de la ONG y de la propia biblioteca, ha salido hoy día en TED y son ejemplos mundiales de lo que puede lograr una pequeña biblioteca muy pobre y muy aislada en el impacto a nivel global.
[00:07:20] – Cristian Cabezas
Sobre este tema, sabemos que tú has estado interesado en desarrollar el concepto de medición de impacto en la biblioteca pública. Cuéntanos sobre esto: medición, ¿cómo se presenta? ¿qué sentido tiene?
[00:07:36] – Gonzalo Oyarzún
Bueno, en rigor, mi esposa, que se dedica a los estudios y a la evaluación, me diría que el impacto no se puede medir, porque el impacto es algo que se mide con los años, pero en general de lo que carecemos en bibliotecas -sobre todo en bibliotecas públicas, en bibliotecas escolares, pero en general en bibliotecas- es de medición. No tenemos suficientes indicadores. Y los indicadores no son solamente el dato, no es un número de préstamos, no es el número de gente, de acceso, no son las tres toneladas que produce la granoteca. Los indicadores son el cruce de distintos números, de distintas estadísticas, de distintos roles, en búsqueda de una meta que nos hemos trazado. Lo que pasa es que de pronto, por ejemplo, hacemos una política pública, tenemos más bibliotecas o generamos más presupuesto para la compra de libros, o hacemos una política de lectura, o hacemos una política de desarrollo de cualquier tipo. ¿Y cómo medimos eso? ¿Qué pasó con toda esa inversión? En Chile hemos invertido, desde el año 93 con la creación del Consejo Nacional del Libro y la Lectura, generando un montón de fondos y además desde bibliotecas públicas y desde bibliotecas escolares. En esa época nacieron los CRA. En esa época se comenzó a generar el presupuesto para la biblioteca pública. Como decía, el Consejo Nacional de la Lectura. De ahí hemos tenido planes y políticas desde el 2005. Sin embargo, ¿qué con eso, qué hemos cambiado, qué hemos transformado? Yo tengo la impresión de que ha habido cosas muy buenas, pero ¿lo logramos medir? Quizás nuestro próximo desafío como país, pero también a nivel mundial, es medir el impacto en las personas y en las comunidades que la introducción de estos programas genera y si es que lo genera. Tenemos una deuda muy grande, porque hay un Chile que no lee, que está dañando y perjudicando fuertemente nuestro nivel de comprensión sobre la vida, sobre el país. Nosotros generamos muchas políticas públicas de las que hablaba recién, pero tengo la impresión de que a veces esas políticas están dirigidas a los lectores y no a los no lectores.
[00:09:45] – Gonzalo Oyarzún
En Chile, hoy día más del 50% de la fuerza laboral, cerca de 5 millones de personas, 5 millones y medio y en crecimiento, son gente que no ha terminado su educación regular, no ha terminado 4º medio. De esos, tres y medio millones de personas no han terminado 8º básico. Y cerca de 1 millón de personas no ha terminado 4º básico. Esa gente es, en el mundo de hoy, un mundo tecnologizado, hiperconectado y, como diría yo, con un nivel de demanda de información y de recursos tan grande, pues esa gente es analfabeta en este mundo de hoy día. Y necesitamos rescatar a esa gente, porque, como diría Pedro Aguirre Cerda, no es posible tener un desarrollo sustentable dentro del país sin tener una comunidad alfabetizada. Por eso, y aquí yo creo que nuestras políticas deben retroceder un poquito hasta la década del 30, la política de Pedro Aguirre Cerda no fue generar más lectores, fue generar una fuerza de trabajo alfabetizada.
[00:10:54] – Guillermo Toro
Con tu experiencia ¿piensas que es deseable tener una ley de bibliotecas públicas? Porque esto se ha planteado más de alguna vez. ¿Qué piensas tú al respecto?
[00:11:06] – Gonzalo Oyarzún
Yo creo que puede ser deseable. Depende de qué tipo de ley tengamos. En principio, lo que debiéramos tener, o más bien en Chile tenemos una ley de bibliotecas, pero una ley antigua ya de la década del 20, fines del 20. Debiéramos actualizarla, pero deberíamos tener una Ley General de Bibliotecas y de Archivos. Una ley que incorpore a las bibliotecas escolares, a las bibliotecas universitarias, a los centros de documentación, a los archivos públicos y privados. Una ley que englobe todo lo que tiene que ver con el acceso a la información y al conocimiento. Una ley que probablemente se debería llamar así, una ley de bibliotecas, archivos y el conocimiento humano, que sé yo. Y una ley simple, no una ley que nos trabe con todo. Yo recordaba hace poquito que hay leyes, hay países que tienen leyes que detallan al mínimo todas las cosas y que por lo tanto eso implica que después vamos a poder hacer solo lo que está ahí trazado en un documento largo. Para mí como ejemplo, quizás la Ley de Bibliotecas que tiene Finlandia, que es un documento de apenas cuatro páginas que traza las líneas generales para donde quieren ir, más que lo que lo único que se puede hacer, es el ejemplo que debiésemos tomar.
[00:12:26] – Gonzalo Oyarzún
Si es bueno que haya una ley, sí, es bueno. Es necesario que haya una ley, pero no una ley que nos trabe, sino que nos permita innovar, que nos permita crear. Siempre las cosas cambian y si las tratamos de fijar hoy día para hoy día, vamos a tener dificultades. Hoy día necesitamos, por ejemplo, que las bibliotecas se conecten cada vez más, sean cada vez más digitales. Me refiero a sus servicios, que diversifiquen su servicio, que las bibliotecas se pongan en otros temas: políticos, de medio ambiente, de desarrollo humano y económico. Entonces una ley que me va a fijar que las bibliotecas solo pueden o no pueden hacer ciertas cosas, puede ser un impedimento. Si va a ser una que nos permita generar nuevos desarrollos, me encantaría tener esa ley.
[00:13:16] – Cristian Cabezas
Ahora, hablando del marco legal y de la forma en que funcionan los sistemas de bibliotecas en distintos países, ¿cómo ves tú el rol de los profesionales bibliotecarios o bibliotecólogos en este marco y qué características tiene que tener ese o esa profesional en estos contextos?
[00:13:40] – Gonzalo Oyarzún
Yo creo que el aporte de los bibliotecarios y bibliotecarias en el desarrollo de sobre todo en el caso de las bibliotecas públicas, de las bibliotecas escolares, pero en general de las bibliotecas, tiene que ser desde la experiencia profesional, la expertise en cómo se generan y cómo se articulan estas organizaciones. Eso, para mí, en mi opinión, no priva que haya otros profesionales que hagan un desarrollo en la biblioteca. Puede ser con el apoyo de cualquier profesional, un sociólogo, un carpintero. Cualquiera que tenga una visión sobre las bibliotecas puede estar a cargo, puede estar en la cabeza de una de ellas. La diferencia es que el bibliotecario puede hacer un aporte significativo a transformar, a reflexionar, a generar modelos de gestión que colaboren al trabajo que se hace en la localidad. Voy a poner un par de ejemplos de Chile que me parecen bien notables, porque en general los profesionales bibliotecarios, por distintos motivos, ya sea porque somos muy pocos o porque queremos ganar más dinero, o porque no nos gusta ir a vivir a regiones, uno no los encuentra habitualmente en las bibliotecas escolares o en las bibliotecas públicas a lo largo del país.
[00:14:57] – Gonzalo Oyarzún
Pero profesionales o personas como Dina Carripán o Teolinda Higueras, quien se hizo cargo hace 25 años de la biblioteca, porque el alcalde de esa época la iba a a cerrar y ella dijo «No, no, no, espere, yo me hago cargo». Finalmente, no solamente construyó una de las bibliotecas más lindas de Chiloé, a la orilla del mar, sino que además armó la Bibliolancha y además se trajo una casa y armó el Museo de Sitio de Francisco Coloane, o sea, es una gestora impresionante que no es bibliotecaria. Sin embargo, ha transformado, ha generado un impacto en la bibliotecología, por lo menos de la biblioteca pública en Chile muy fuerte. Y esto, ese trabajo, debe ser apoyado y respaldado por los bibliotecarios, debe ser recogido. Otra biblioteca increíble que la mencionaba, la de la Biblioteca de Tirúa, por ejemplo, que no solamente presta libros, sino que además hace talleres y ahí descubrió que prestar herramientas era una gran posibilidad. Dina Carripán hace 25 años llegó a esta biblioteca haciendo el aseo y hoy día es la directora. Y cuando vino el maremoto, que se llevó completamente la biblioteca el 27 de febrero del 2010, ella a mediados de abril, ya tenía abierta la biblioteca, dando algún tipo de servicio en un local transitorio. Hoy día cuenta con un edificio precioso. Ha vuelto a poner las herramientas, porque con un concurso pudo implementar de nuevo ese servicio. O sea, un bibliotecario es necesario para pensar, para generar y para gestionar el modelo de biblioteca. Para estar a cargo de una biblioteca puede haber otros profesionales o personas inspiradas e inspiradoras que puedan gestionar el trabajo con la comunidad. Porque finalmente la biblioteca, la biblioteca pública es eso, es el trabajo con la comunidad.
[00:16:48] – Guillermo Toro
Bueno, como bibliotecaria tenemos el caso de Lucía Abello, que hizo un gran trabajo en Doñihue, sobre todo con el rescate de la cultura local. Y ahora es coordinadora regional de bibliotecas públicas en la Región de Los Lagos. Ese también podría ser un caso que mencionemos.
[00:17:05] – Gonzalo Oyarzún
Claro, bueno. Lucía es un caso excepcional. Además yo la destacaría quizás por otras cosas. En este rol distinto de las bibliotecas, ella se metió en un campo que probablemente va a ser un gran desafío para la profesión en general, que es el tema medioambiental. Hoy día probablemente no lo conversamos tanto o no nos parece que tenga que ver ni con el préstamo de libros, ni con la catalogación, ni con nuestro edificio. Pero el tema medioambiental se está apoderando de la agenda política en el mundo. Y ella fue precursora, porque por sus intereses personales, el que la biblioteca saliera a pasear al bosque, el que la biblioteca saliera a leer la naturaleza, que la biblioteca entendiera su entorno. Eso, eso es clave hoy día. Lo que ella desarrolló es algo que todas las bibliotecas, las bibliotecas universitarias, las bibliotecas nacionales y sobre todo las bibliotecas escolares, debieran comenzar a desarrollar más profundamente. Entender que nosotros estamos en un lugar y en un tiempo que requiere que pongamos atención a nuestro entorno.
[00:18:18] – Cristian Cabezas
Tu libro está muy conectado con este tema de la naturaleza, de la relación con la naturaleza, porque tú trabajas con esta metáfora de la biblioteca como si fuera algo natural o como si estuviera relacionado con otros, como en un jardín o en un ámbito natural. Cuéntanos o explícanos cómo podríamos aplicar esa metáfora de la biblioteca con la naturaleza para pensar en el futuro de la biblioteca.
[00:18:49] – Gonzalo Oyarzún
Mi padre es paisajista. Diseñador de jardines. Le gustaba poner en su tarjeta: Jorge Oyarzún, jardinero, porque le parecía que era más propio. Y yo con él aprendí trabajando con él, viendo como trabajaba, aprendí cómo le daba volumen o sentido a un espacio para hacerlo verde, pero no solamente verde, sino para hacerlo café o hacerlo de colores. Un jardín no solamente es el crecimiento de las plantas y de sus flores, sino que es el crecimiento de los olores, es el cambio que va con cada estación. Un jardín es un espacio en que en algún momento se potencia una y en otro momento se potencia otra parte del jardín. Creo que de ahí, de ahí sale la imagen realmente, aunque no lo había dicho nunca, esta es la primera vez que lo cuento. La metáfora sale de mi experiencia personal con los jardines. Con los parques. Creo que una biblioteca probablemente no es un lugar natural, como un jardín, pero es un espacio que permite crecer a las distintas fuerzas, los distintos colores, los distintos follajes de la comunidad.
[00:20:03] – Gonzalo Oyarzún
Una biblioteca es un espacio donde los perfumes de cada conocimiento pueden tener vitalidad en distintos momentos y nosotros debemos ser capaces de podar, de dar forma, de regar y de cuidar a esa comunidad. Las bibliotecas en general tienen que entender que están en un ambiente, en una comunidad, insertas en un grupo humano. Y si la biblioteca no es de esas personas, la biblioteca será siempre ajena. Será un servicio público, una ventanilla. Cuando la biblioteca se incorpora, es de esa comunidad y se convierte en su follaje, en su descanso y en su escondite, entonces la biblioteca ha logrado dar en el clavo y se convierte en una biblioteca pública de verdad.
[00:20:55] – Guillermo Toro
Gonzalo, te agradecemos enormemente haber compartido con nosotros en esta mañana. Este pódcast busca que nos conozcamos más nosotros mismos respecto a los colegas, qué están haciendo, cuáles son sus perfiles y tú nos traes un nuevo nudo tan intrincado, el de la biblioteca pública, tan amplio y que cruza todas las edades y las prácticas sociales. Y por supuesto que también abre un espacio a profundizar la democracia que tanto necesitamos. Así que muchas gracias por tu visita.
[00:21:34] – Gonzalo Oyarzún
Muchas gracias, Guillermo. Muchas gracias, Cristian. Realmente un placer haber compartido con ustedes.